Aparece los miércoles y los sábados

"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

sábado, 26 de febrero de 2011

393 El soñador.

Canto, Pompeyo Audivert.
"Mi sueño es soñar"


Sueños, vuelvan a mi, no me abandonen. Levántense de mi interior, abreven en mi memoria, en mis ambiciones, en mis fantasías. De mis éxitos, de mis fracasos. De todo el poder del que soy capaz para imaginar mi presente, desear un futuro.

El soñador comprobaba que su capacidad se opacaba , que su subconciente se le negaba. Que el otrora era más otrora que nunca. Se diluía su ambición, se difumaban las metas. Con imprecisión mandaba al unísono con el desinterés . ¿Donde estaba esa personalidad de soñador? ¿la alegría y la angustia de vivir?. Cierto había llegado de lleno al ocaso biológico, hecho natural y lógico pero se rebelaba a esa inexorable ley. Vida, sueños, propósitos un tríptico que hasta el momento fueron sus compañeros inseparables. ¿Dónde el horizonte?.¿Cual el aliciente?. Una sensación opresiva lo tenía atrapado.Los especialistas podían encuadralo dentro de la depresión. Diagnóstico superficial y facil. Lo suyo mucho más hondo. Vivía una rebelión interior que le gritaba, le exigía una modificación urgente e imperiosa ,pretendía volver a ser un soñador. Acunarlos, inventarlos, sentirse pleno. Mas ellos se negaban a volver. Se sentía superado, por momentos impotente. Clamaba por su recuperación casi como una imprecación.

Su vida se fué apagando. Así debía ser. Destino y final de todo ser viviente, el no era la excepción. Casi vencido, esperanzado en cambio en un regreso nocturno. En una mezcla de sueños con sueños. En apariencia se fué entregando, pòrque en realidad había descubierto según él que ese otro sueño comenzaban a reaparecer, a regresar sus sueños. Que volvería a ser el soñador. En su lecho de muerte una gran sonrisa invadió su rostro. Quienes lo observaban agonizar no comprendían esa alegre placidez, esa serenidad inexplicable entre tantos dolores físicos. El seguía sonriendo y esa sonrisa quedó congelada en su rostro. Nadie se atrevió a modificarla. Intuyeron que esta vez sí el soñador había logrado volver a soñar.

Chau y hasta la próxima

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