396 ¿Vuelo hacia?.

No era el vuelo de siempre. Nada de agitar los brazos cual alas y moverme como un ave. Una propulsión moderna me llevaba siempre en línea recta hacia el cielo, a gran velocidad. Mi cuerpo semejaba un cohete pero sin estela alguna y en absoluto silencio. Atravesaba las nubes con total facilidad. El sol se ofrecía en todo su esplendor. Por momentos el ambiente se tornaba grisáceo y por momentos decididamente nocturno. Allí las estrellas se multiplicaban con sortilegio mágico, brillando mucho más que en la observación rutinaria. De pronto otras figuras pasaban a mi lado en similar trayectoria superándome. Casi todos sin rostro aunque sí algunas me resultaban familiares a pesar que esto resultara contradictorio. Noté que todas ellas iban formando alrededor mío un círculo piña cada vez más estrecho. Pronto comprendí  que nuestro viaje tenía un destino para mí increíble. Todos ellos andaban movidos por la fe. ¿Pero como era posible que yo, ateo consumado, convicto y confeso también me dirigiera al cielo?. ¿Cual el don que premiaba mi incredulidad?. ¿Una forma piadosa de demostrar mi error?. Todo sucedía en contadísimo y corto tiempo. Esas figuras estrechaban el cerco más aún si cabía, estaba casi sofocado por ellas. Pensé que mi viaje era resultado de un error y estaban intentando impedirme llegar a esa ansiada y prometida meta. Mis fuerzas se fueron desvaneciendo. Mis posibilidades de seguir ascendiendo , mínimas. Pero yo quería subir. Sentí un fuerte contrapeso en mis piernas, se iban colgando de ellas. Comencé a empujar para abajo en fallidos intentos por liberarme. Me desperté cuando pataleando choqué con el extremo de madera de los pies de mi cama.

Chau y hasta la próxima.