Aparece los miércoles y los sábados

"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

sábado, 28 de mayo de 2011

419 Una jaula

 

Una jaula fué en busca de un pájaro. Lo escribió Kafka.

No pretendo descifrarlo  aunque da para muchas interpretaciones cuando se desconoce, es mi caso, el contexto en que está inserto. De allí que lo he tomado de pretexto para inventar esta modesta historia.

Una jaula.

Ni primorosa como en tiempos no lejanos lucía en los hogares con su correspondiente pie de hierro, volutas de adorno esmaltadas en colores claros. Allí lucía encerrado algún canario cantor, blanco o canela invadiendo con sus gorjeos el ambiente. Esta jaula mucho más simple, si bien metálica, de tamaño mediano, esmaltada con un blanco degradado por el tiempo. Con su puertita, barrotitos, palitos para el ave, algún ganchito donde se colgaría una sepia, el correspondiente comedero y la bañaderita de zinc y su piso extraíble de chapa para facilitar su limpieza. No estaba arrumbada en ningún altillo o desván sin enganchada en un clavo en L en la pared de siempre. Nadie la había movido desde aquellos tiempos cuando cumplía su función en plenitud. Pero el tiempo había pasado y ella en ese vacío existencial, si hay que definirlo así, aguardaba con paciencia primero, con impaciencia más tarde el volver a alojar a alguna ave amiga. A gozar de su canto, a rodearlo con su entramado en encierro inviolable. A compartir su simple y primitiva vida. El estar vacía la hacía sentirse sin alma, sin personalidad, sin función concreta. El tiempo pasaba en una oquedad manifiesta. Por fin desapareció. Su impronta impresa en la pared encalada donde permaneció años colgada. , La luz solar hizo su trabajo. Grabó su único rastro. Su destino incierto. pudo haber terminado  cuando el óxido completara su tarea, aplastada o deformada  en algún rincón. O arrojada a la basura por inútil, ya inservible, también por cambios de hábitos. Sin canarios en los hogares , sin esos jaulones que alegraban los patios. Ella, la jaula finalizó misión y utilidad. También podemos imaginarla desprendiéndose de su clavo y emprender misterioso y mágico viaje en busca de un alma, de un corazón que volviera a latir en su seno que le diera una razón de ser.

Chau y hasta la próxima.

1 comentario:

analau dijo...

la jaula, la casa, el palacio, la cueva, el cuerpo... son solo cascaras. lo que mas vale es ese latido que puede abitar todas o cualquiera. ir de una a otra, cambiar.