Aparece los miércoles y los sábados

"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

sábado, 25 de febrero de 2012

Nº 498. La aventura fosforescente del profesor Godofofer.

 

 

 

"La imaginación y la experiencia van de la mano. Solas puede que no."

Comencemos por caracterizarlo y describirlo. La referencia de su aspecto físico, la de Einstein.Ver sus fotos facilita la comparación, aunque lógico con algunas diferencias. En lugar de la melena desaliñada el profesor luce un cráneo rapado. Cara sin bigotes, cejas despobladas. De andar irregular por pierna derecha defectuosa. Su modelo a imitar lo llevó también  a inclinarse por la música, aunque en lugar de tocar el violín apenas rozó arrancarle unas notas a la flauta dulce que conservó desde su paso por el jardín de infantes.  Salteando estos pequeños detalles y su falta de inteligencia. su parecido con Einstein era asombroso, así lo creía. Bien puesto el título de profesor sin saberse de qué intentó desde siempre utilizar sus escasas dotes, su magra imaginación. Como todo objeto o animal sin luz propia caló en el una honda preocupación por no poder distinguirse en plena oscuridad  salvo cuando utilizaba alguna fuente lumínica y correr los riesgos que podrían producirse en la vía pública . Su afán por sobresalir, no pertenecer a la categoría homogénea de la gran masa humana, lo llevó a preocuparse por lograr una fosforescencia incorporada a su persona. Su restringida metodología científica lo hizo a dar unos pasos previos intentando primero crear el ámbito adecuado para el logro de sus fines. Imaginó así un laboratorio cuyos necesarios componentes desconocía..Instaló un escritorio, de un cofre sacó objetos que suponía iba a precisar. En esa larga y por momentos tediosa tarea que le llevó demasiadas jornadas dedicó gran parte de ese tiempo a  tirarse en la cama y mirar el techo buscando indicios e inspiración. Por último improvisó un laboratorio donde desarrollaría su investigación para dotar a su cuerpo de luminosidad. Claro que estamos hablando no de la materialización concreta de su objetivo sino de su acotada y loca fantasía ya que el profesor sumido en sus elucubraciones, no lograba tener la menor idea de lo que debía hacer en pos de esa alocada fantasía, aunque soñaba con un brebaje que lo transformara en objeto luminoso. Quizá le sucedía a él, como a tantos otros estar acuciado por el deseo de no pasar desapercibido en este mundo donde lo más común es el anonimato. No digo desesperado porque la estabilidad de sus sentimientos tenían relación directa con su magra capacidad. Vivía en una especie de inmutable pasividad.,  parecida a una vida vegetativa. Armando toda su quimera en la mente, rompiendo con una inercia negativa esa pasividad para volcar en desordenados papeles ideas peregrinas. Pero en lugar de archivar sus inútiles notas se tiró nuevamente en la cama a mirar el techo buscando imaginar nuevos senderos por donde emprender su gloriosa marcha, u otro nuevo punto de partida hacia la consagración,imbuído de una ambiciosa indolencia..

Pregunta:¿Cuantos profesores Godofofer se llevan o llevamos en nuestro interior?. ¿O no ?.¿O solamente esbozos?.

Chau y hasta la próxima.

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