Aparece los miércoles y los sábados

"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

miércoles, 4 de febrero de 2015

Nº808 Dos bodas

 

 

"Otras vidas, otra gente"

Esto que voy a contar es absolutamente verídico.Lo vivimos Julia-mi esposa- y yo allá por 1969.Nuestro consultorio en esa época de la calle Montañeses, no lo habíamos mudado a nuestro actual domicilio,lo limpiaba una muy eficaz y fiel Sra. llamada Mónica.En un tiempo comenzó a rondarme, le capté la intención pero no el contenido.No abría la boca para decirme lo que quería.Supuse un pedido de aumento pero no, estaba muy conforme  con lo que ganaba.Hasta que por fin me lo dijo. Se casaba una de sus hijas y quería dinero para el traje de novia y para la fiesta.Acordamos una suma que le di.Ella no solo estaba muy agradecida, feliz sino pretendía fuéramos a la ceremonia religiosa y a la fiesta.No pudimos negarnos.Llegó el sábado previsto y allí por la noche, nos hicimos presentes.La modesta capilla, sita en la ruta 8 en las afueras del gran Buenos Aires,presentaba un ámbito adornado con flores de plástico puestas en frascos de uso doméstico.Estacionamos nuestro flamante Chevrolet 400, bajamos e inmediatamente   nos vimos rodeados por gente que no conocíamos.Pero ellos se dirigían a Julia tratándola como la patrona.Entramos, nos sentamos en la 1º fila de los bancos, pero nos extrañó no verla a Mónica.Entra la novia, se desarrolla la ceremonia.Todos se van pero Julia y yo nos quedamos sentados desconcertados.Nuestra Mónica no había aparecido. En eso se asoma toda contenta y allí caímos que la boda anterior no era la indicada, aunque todos nos trataron como conocidos.Supusieron éramos sus patrones.Cuando el cura dio el sermón  dijo mirándonos fijamente aquí hay un par de personas que ya han escuchado mis palabras.Finalizada la ceremonia, Mónica se subió al auto con nosotros y ofició de guía hacia la fiesta.Un club de barrio, un poco sociedad de fomento,adornada con gallardetes, algunos farolitos.Entramos a un salón amplio con mesas rodeando la pista de baile, todo con piso de tierra.Percibimos que estábamos jugando un papel protagónico rodeados de atenciones.Gran insistencia para que comiéramos las empanadas, los sándwiches de chorizo y otras comidas acompañadas por vino y soda en sifones.Sifones que se usaron para mojar la pista antes del baile.No había baños visibles pero sí veíamos salir la la gente para orinar al descampado.El baile se animó y nosotros conscientes que éramos sapo de otro pozo ,no pretendíamos el papel de protagonistas con pretextos algo fútiles saludamos y nos fuimos.montados en nuestro flamante Chevrolet.Toda una experiencia . Subjetivamente sentimos en carne propia esa diferencia establecida en forma visible,tanto de nuestra parte como de nuestros convidantes.Mas bien, en reflexión tardía pensamos no supimos integrarnos, compartir con espontaneidad la alegría reinante, ni ellos con ese trato preferencial facilitaron las cosas.Fue  una mutua desubicación  con más responsabilidad de nuestra parte.Con el tiempo a nuestra sirvienta la perdimos  de vista para siempre.

Seguro esta pequeña historia no tiene ninguna importancia pero apareció en mi memoria y me dio placer evocarla., y como yo redacto mis blogs poniendo lo que se me ocurre, se me ocurrió.

Chau y hasta la próxima.

 

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