Aparece los miércoles y los sábados

"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

martes, 8 de abril de 2008

La demolición


Un personaje de Gracias por el fuego de Mario Benedetti está enfermo de cáncer. Viaja , le queda poco tiempo de vida. En Vencecia, San Marcos el guía le dice que el piso de la basílica se hunde un centímetro cada dos años. El comenta "mis temores alcanzan a menos de 3 milímetros".
No sé porqué, luego de volver a leer Casa tomada de Julio Cortázar, apareció en mi mente mi casa de la calle Montañeses. Casa a la que ya alguna vez he aludido o mencionado en más de un relato. Lo cierto es que mandada a construir por mi padre y finalizada a fines de 1927 sobre un lote de 13,66 por 50m de fondo junto con otra casi gemela de su socio, Don Angel Ferreiro. De gran belleza, excelente construcción, amplio jardín. Flores, frutales, pérgolas, fuente de mármol con peces de colores, plantas acuáticas. Parrales, patios. Confortables habitaciones; adelantos para su época. Mucho y disponible espacio; confort y belleza. Pero sobre todo nos cobijó y contribuyó física y espirituamente a nuestra feliz niñez y juventud. Inolvidable en el recuerdo, en las improntas dejadas en nuestras vidas. Nostalgias, sueños. Esa casa sigue en mi corazón perteneciéndome en algún recoveco de mi inconciente. Ella es omnipresente. En su primera habitación nací, dormí en mi niñez, esperé en largas duermevelas a los reyes magos. Allí velaron a mi amado abuelo. Tuve mi primer consultorio. Siempre en el mismo ambiente.
La vida, por lógica, o por su lógica me llevó de allí. Luego la casa fué vendida. Hasta que un día supimos sería demolida. Y la vi destruir. Ese, mi ambiente lo fotografié ya semi desmantelado, como a toda la casa. La forma de llevarse en camiones pedazos de recuerdos desmembrados, representados por cascotes. El escudo que adornaba el frente inventado por mi viejo. El nombre de los constructores grabados a un costado: Zapiola, Acosta y Froio. El portón de hierro forjado, doble hoja con escudo. Diseñado por Juan Scarpa, hecho en sus talleres, los mismos de la herrería artística de las obras del Arq. Bustillo. La Caja de Ahorro Postal, el Banco Nación, Hotel Llao Llao, cine Opera de Mar del Plata, Casino, Hotel Provincial etc.
Me paraba en la vereda opuesta y ella, la casa, su fantasmal contenido, me pedían con voces emanadas de sus ya irregulares y caóticas aberturas un desesperado socorro. Mudo, solo atinaba a mirar, a sufrir, fotagrafiarla. A pedir permiso y meterme en sus entrañas. A palpar tanta destrucción. A renovar y reconocer en los detalles aún en pie recuerdos felices impregnados de presente dolor. Con asombro vi pasar camiones llenos de tierra , cuando empezaron las excavaciones. Me decía, ahí va mi jardín. Porque esa tierra que cultivaron jardineros japoneses fué generosa en flores y frutos. Recordaba las épicas batallas libradas para combatir las hormigas. O cuando las langostas en mangas llegaban a Buenos Aires, destrozando quintas y jardines. Por un tiempo, en plena obra quedaron en pie un par de palmeras y algún ciprés. Luego nada.
Ahora la nueva construcción. Una horrenda casa de departamentos. Pero cuando transito por esa calle Montañeses y paso por el lugar donde estuvo mi casa, no veo al nuevo edificio, no lo distingo, me niego a hacerlo. Como si fuera un fantasma ella está de pie, en silueta recortada, nítida, transparente, etérea. Y comprendo el porqué al releer Casa tomada, mi memoria se activó, se puso en movimiento para decirme que esa casa también fué tomada. Por la destrucción, el negocio inmobiliario, y en especial fué tomada por su propio destino, por el nuestro.

Chau y hasta la próxima

2 comentarios:

analau dijo...

y una vez mas vuelvo a discrepar con tu comentario. suponer que la casa no esta, es referirte a lo que menos importa de esa casa: su cuerpo. yo entiendo la una "casa" es ele lugar mitico que siempre alberga una epoca de la vida, porque ellas van cambiando, y hasta tal vez los lugares que nos contienen.
esa casa mitica que me contas, casi puedo verla, no necesito la fotografia de ladrillos rotos que sin duda nada tienen que ver con la casa de tu infancia, ni de tu primer consultorio ni de las miticas batallas contra las hormigas donde desprendo que los gargiullo fueron goleados por afano...
esas casa, esos lugares que nos siguen albergando, son eternos, y aunque siguieran construidos, aun con identicos colores, nunca serian a los ojos de hoy lo que han sido, porque lo que cambia es uno, y entonces su mirada.
si volvieras a entrar hoy, seguramente te pareceria mas chica, o mas oscura, o mas baja, la unica, la verdadera, la mitica... esa es solo tuya mientras vivas :)
beso grande
y me encanto compartir tu mesa de los primeros ochentas*

coto dijo...

Revistas del Correo de la Unesco,fotografias Kirlian o Kirlan,la planta que le cortan un trozo,sacan la foto y ahi esta la planta sigue reflejando el trozo que le falta.
Seguro que la casa sigue ahi.
Besos.