Aparece los miércoles y los sábados

"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

miércoles, 7 de enero de 2009

170 Arco Iris

 "La magia de la naturaleza nos sorprende y deslumbra a veces inesperadamente"

Ese verano fué muy tormentoso. Lluvias intensas y cortas. La copiosidad se interrumpía casi de golpe para dar salida a un sol esplendoroso asomándose entre nubes, que luego de estar separadas volvían a unirse para organizar nuevas descargas. Cuando los rayos del sol brillaban, cuando había aparentemente escampado, la lluvia no desaparecía del todo. Quedaba una leve llovizna para dar paso a hermosos arcos iris.
Ese verano fué muy tormentoso. Se calcularon los rayos por miles, aunque esto despierte cierta incredulidad El cielo un espectáculo de negruras, destellos, soles, agua. Como música de fondo los truenos interminables,  prolongados . Por momentos no acababan de acallarse, de estirarse en ecos reiterados para recuperarse en renovada intensidad.
Transitaba con mi automóvil por un camino de Castilla la Vieja. Campos amarillos, tierra de extraño color, distinto del negro de nuestro generoso  humus pampeano. Con sensación de agotamiento orillando la categoría de yerma. Falsa impresión. El hombre le sigue extrayendo frutos, agregando nutrientes, trabajándola.
La carretera, trazada en un plano superior me permitía otear el paisaje desde cierta altura y perspectiva. Es un campo, un paisaje que al obsevador, en especial si no es del lugar lo impresiona por el clima interior que le va creando en sensaciones, en imaginación.  Caseríos, pequeños pueblos, sierras, por momentos extensos pinares. Algún castillo medieval, iglesias, ruinas, todos de por sí o por conjunto, por presencia, amasan vivencias, modelan impresiones. Y las cigüeñas ocupando espadañas, por las alturas, en campos a ras de tierra, haciendo sonar sus picos en alegre crotorar.
Se cierra nuevamente el cielo, vuelve a llover. Acciono el limpia parabrisas mientras conduzco con más precaución. Sale el sol y frente a mí, no alllá lejos en el horizonte sino allí, a corta distancia, el arco iris. Desde el desnivel de la ruta lo veo desplegado en todo su esplendor, con total nitidez e intensidad. Extraoridinario, delante mío sobre un llano algo quebrado veo como suspendido a escasísima distancia del suelo uno de sus extremos. Su nacimiento, o su fin.
Esa imagen que tanto impresionó a mis pupilas no se volvió a repetir. Constituyó un rompecabezas imposible de rearmar. Un caleidoscopio cuyos milagrosos cristales de colores, por más que lo moviera y lo hiciera girar, no volverían jamás a copiar la misma imagen.
Ese irrepetible arco iris único en una única vez, me ofreció su misterio, me lo reveló. En ese extremo, por lo menos en ese que alcancé a ver, descubrí su secreto.

Chau y hasta la próxima

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encantó el texto,porque muestra la Inmensidad con que nuestro creador puede de manera Asombrosa SORPRENDERNOS!!!