Aparece los miércoles y los sábados

"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

sábado, 10 de enero de 2009

171 El Instrumento

 "Hoy en día el escritor que intenta crear algo diferente de lo que la industria del consumo produce para alimentar a los lectores es como un cojo  que anda con prótesis, pero que de todas formas intenta presentarse a una carrera de cien metros"  Sándor Marai.
 
Leí una opinión que me pareció además de razonable oportuna para ayudar a abrirme los ojos, reordenar mi mente, ayudarme a encontrar caminos de expresión, referida a la necesidad de escribir. No me extiendo en  la pulsión de ser escritor, y no porque dicha necesidad no sea suficientemente importante, sino porque referirme a ella me desviaría del razonamiento al que me he sumergido. Ser escritor es un tema complejo. Escribir y porqué hacerlo es otra, aunque en su seno lleve el germen de fructificar y en consecuencia debe contribuir a producirlo. Decía lo leído aludiendo a esa necesidad interior de escribir por vocación literaria. Si no lo hacen no resuelven su problema con el mundo. Deben contar algo y tienen algo para contar. Creo en esta afirmación, dándole un caracter totalmente singular. Necesidad de contar y tener que. Claro que ella así me despierta una duda. Nace una vez lograda la creación y si como sucede en infinitos casos su destino final la oculta en la oscuridad de no ser conocida, no haber tenido acceso a destinatarios, ¿qué le produce al autor?.¿Igual satisfacción por haber creado?. ¿Frustración?. No poder pasar, salir de ese subjetivismo a lo que podría llamar para darle un nombre, objetivismo. Quedaría en sumergido pensamiento, mensaje en el más puro anonimato. No por carecer de identificación autoral sino por la carencia de conocimiento del texto en sí. En el interior de quien lo ha hecho debe anidarse un sentimiento de angustia, de dolor. "Yo tengo esto que decir, lo digo, pero nadie me escucha. Nadie posa sus ojos en mis expresiones. Nadie lo hace con el contenido. Nadie admira, corrige, desprecia. Nadie emite un juicio de valor. Nadie lo señala críticamente."
Entonces, supongo quien utiliza como instrumento la escritura para decir o decirnos algo y a ese algo sabe o no darle belleza, crea o marcha por un camino lleno de tropiezos, debe concluir que él y su instrumento no han cumplido el objetivo propuesto.
Seguro, resultado durísimo.

Chau y hasta la próxima

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