Aparece los miércoles y los sábados

"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

miércoles, 5 de mayo de 2010

307 Encuentro ."¿Dios no juega a los dados?.¿o sí?"

 

¿Destino?. ¿Puede atribuírselo a él?. Seguro si lo aceptamos como creencia. La vida marcada, predeterminada. En ella no hacemos más que representar un libreto inmersos en una obra universal con papel individual, aunque sospecho que en el concepto cosmos esta idea relacionada con la especie humana está bastante sobrevalorada.

Busquemos otra  interpretación: la casualidad. Entra asociada a otro protagonista, el azar. Aquí se dan simples coincidencias. Un juego con o sin reglas  según unos u otros. Los ludópatas elaboran teorías, progresiones, caminos para llegar al éxito, el acierto. Hay en ellos una actitud consciente, premeditada de incluída maduración en su propia pulsión. Si afinamos sobre esta idea , el azar, su ejercicio, su práctica, concluiremos afirmando que también aquí el individuo está preso de su destino, por lo tanto este azar no se independiza en nada del invisible libro rector.

El azar como casualidad lleva implícita la causalidad . Ambos se complementan, se sostienen en razón de ser. De cualquier forma todos ellos aunque dudo en afirmarlo también rigen nuestras vidas, por lo menos son parte importante de ella. Veamos esta pequeña historia.

Pensemos que todos tenemos en el tiempo, el espacio, la vida, puntos de encuentro. La mayoría de dichos encuentros no se producen o ignoramos que vaya a suceder,

El investigador Lee R. Berger dedica los últimos 8-9 años a escavar minuciosamente un área específica donde espera encontrar algo que por sabiduría científica busca, aunque no sospecha de la importancia y trascendencia de su posible hallazgo. Esta acción se encuadra dentro de la causalidad. El sostiene una causa y va al encuentro de la casualidad, cuenta inconscientemente con ella, porque si bien su ciencia , su método le aseguran dará en el blanco, ese centro puede resultarle fallido. Toma todas sus precauciones. Está en el área  presume adecuada. El tiempo, los años pasan llenos de indicios pero sin ningún resultad apetecido. Allí el terreno, allí las cuevas. Revisadas con trabajo de orfebre. Oye la voz de su hijo Matthew quien acompañado por su perro Tau le anuncia que encontró algo, así de puro niño curioso. El se acerca, ve  lo que su hijo le muestra. Un fósil.¿Humano?. Lo acompañan otros restos. Ahora sí causalidad y casualidad  se unen en encuentro decisivo. Se abre una nueva teoría sobre el origen del hombre. Un antecesor desconocido, insospechado dispuesto a decirle  a quien lo vea, soy yo. Es el fósil de una criatura  muerta a los 9 años, la misma edad que la del chico que la encontró. Vuelve a decir con su presencia, aquí estoy. Mi corta vida transcurrió así, fuí de tal manera. Estúdienme, averígüenlo, todo lo sabrán. Tienen la obligación de saberlo. Para eso esperé casi dos millones de años.

Chau y hasta la próxima

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