"La enfermedad y yo nos hemos declarado una guerra eterna" Herman Hesse.
Así se llamaba la 2º parte de Sin Novedad en el Frente de Erik María Remarque. En este caso el regresaba,pero no de las trincheras horrendas de la 1º guerra mundial, ni había superado los gases de mostaza, la lluvia del fuego de la artillería, las enfermedades de las trincheras, los ataques de la incipiente aviación. El héroe de Sin novedad en el frente moría al asomarse llamado por la presencia de una mariposa, abatido por el certero disparo de un franco tirador en el instante previo o simultáneo al estallido de la paz. El posible último muerto de tan cruel matanza. Su enorme mala suerte.
Este otro volvía de otra guerra, de otra trinchera donde no valían ni las armas ni las bayonetas caladas. Había triunfado en dura batalla, vencido al enemigo casi sutil, invisible, artero. Capaz de infrigir heridas lacerantes, someterlo a sufrimientos indecibles. Mortificar su cuerpo con cruel saña. Sumergirlo en dolor constante. Logró odiara a su organismo, logró lo amara hasta defenderlo por encima de todo en permanente contradicción. Pudo regresar, ganar la batalla. Volvió a la paz corporal, a la paz espiritual. Los médicos lo dieron de alta. Triunfal en esa batalla, sabía sin embargo en su fuero íntimo ella cual francotirador le estaba apuntando para dar en el blanco cuando decidiera apretar el gatillo.Sabía, había perdido la guerra.
Chau y hasta la próxima
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