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"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

sábado, 9 de octubre de 2010

352 Unas historias o cuentos cortos.

 

08 Norberto Baldonedo 2010

Obligados a oir. basado en un hecho real.

Fábrica textil, diseño innovador. Enorme sin una sola ventana que permita entrar la luz exterior. Concebida para producir mucho. Programada para cumplir los planes. Funcionando en el "socialismo real". La visito y confieso es la primera vez que conozco una fábrica en mi vida. Traducidas mis palabras interpreto recibo miradas de desaprobación. El ruido es infernal. Las máquinas a lanzadera, antiguas, pasadas de moda atruenan el ambiente en forma despiadada. Imposible hablar y entender lo que se dice. Los tejedores, cada uno atendiendo por lo menos a cinco máquinas al mismo tiempo lo hacen sin protección alguna .Obligados a  oir ese ruido. Sus cabezas las imagino llenas como para estallar. Le pregunto a la directora si hay allí enfermedades profesionales. Me contesta sí a veces resfríos, etc. ¿y sordera?. Sepa cumplimos con los planes. En mi país le respondo que si un tejedor atiende  a tantos telares como allí se le llama superexplotación. La delegación visitante, la autoridad, la traductora me miran con desprecio cargados de suspicacia. Ellos , los trabajadores siguen en los suyo. Como duendes esclavos que van de aquí para allá obligados a oir a las máquinas. No tienen tiempo y la posibilidad de escuchar la realidad que les está hablando, seguro sin la oportunidad de escucharse a sí mismos.

El caminante.

Andaba sin rumbo cierto. Por momentos en línea recta o en zig-zag; en círculo; en espiral. Eso sí tropezando siempre con las distintas mismas piedras cualquiera fuera la trayectoria emprendida. A repetición. Por fin en su marcha se encontró con una algo más grande, como si ella condensara y representara a todas las anteriores. Las muestras de sus obstinados tropiezos. La miró con suficiencia y desprecio. Esta vez supo eludirla en acto consciente lleno de soberbia. No sospechó que detrás de ella, oculto, le aguardaba el abismo.

El fin.

La caída en el abismo pareció eterna. Mezcla de terror y repaso de la vida transcurrida. Y así encontró el fin. Su fin.

El espía.

Lo vió todo pero no pudo contar nada. Lo sorprendieron antes.

La Aurora.

Nació un amanecer. Vivió. En su ocaso esperó la salida del sol, el nuevo día como un milagro  luego de noches interminables. Jamás imaginó que superada y agotada esa rutina moriría un amanecer.

El equilibrista.

Soñó con ser  funambulista. La tensa cuerda caminada en las alturas sin otra ayuda que sus pies, los brazos alas de libélula extendidos a los costados en perfecto equilibrio. La vista puesta en el horizonte meta cargado de sueños, de imaginación. El cielo tachonado de anhelos. Bajó la vista. La tensa cuerda un remedo, ondulada reptando en el suelo. Sus pies posados en la tierra realidad.

Chau y hasta la próxima

1 comentario:

MANDRAKE dijo...

...intensos y en especial ése relato real de obligados a oir,recuerdo claramente tus impresiones y la que dejó en mi.