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"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Nº 790 Hubo una vez

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No sigamos comiendo solamente las zanahorias que a veces nos arroja el poder

"El mal solo puede prosperar si los hombres buenos no hacemos nada" Edmund Burke.

No comienza como la mayoría de los cuentos "Había una vez".

Hubo una vez un príncipe cuyo olvido, su trágica desmemoria produjo cambios sustanciales en la historia de la humanidad.Hasta que se produjo su fallo mental, el poder de las casas reinantes se basaba en una fórmula mágica alojada en la mente del príncipe heredero, fórmula que le permitía transformar monedas de cualquier tipo, valor, metal, en monedas de oro.No era como Midas que a su simple tacto cualquier cosa u objeto se transformaba en oro.Ni tampoco dominaban la infructuosa alquimia.Lo suyo era eso.Disponer del medio y la fortuna suficiente para ejercer el poder, utilizar ese dominio para que la casa reinante,la dinastía dispusiera de todo a su antojo.Una verdadera autocracia en pleno desarrollo.Mas, la pérdida de la fórmula cambió radicalmente ese diríamos benévolo reinado que no  necesitaba de la tiranía.guerras, ya que absolutamente todo estaba en sus manos con esa fuente inagotable de riqueza.Pero entonces sí nacían las guerras con quienes ya no se los podía comprar.Todo producto de cruentas batallas, largas guerras.Otros reinados,otras dinastías emergieron con el tiempo en claras disputas, alianzas,pactos.Tal como lo vemos,leemos, estudiamos y también vivimos en la actualidad.Casas reinantes parásitas, explotadoras con lujo y tradiciones.Cada una con su costo, cada una con su precio.Mas hoy, esas casas a su vez como engranajes de un sistema, están sometidas o en complicidad con el poder económico dominante, este en general disfrazado "democráticamente" en verdadero imperio.El club de Bildelberg lo maneja todo.No necesitó ni necesita de la fórmula mágica para hacer el oro,el dinero, el poder, las guerras, la destrucción del planeta, de la humanidad.

Todo por un príncipe tonto que olvidó la fórmula de la riqueza y el poder.Ser antimonárquico tiene argumentos y justificaciones.Ser antisistema es una obligación.

Chau y hasta la próxima

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