Nº 866. Diversión de pobre.

En cuanto lo vió pensó inmediatamente: Ahí está, es mi sueño dorado.

Se paró como a cincuenta metros del ómnibus detenido sobre la mano derecha de la calle solitaria..Allí estaba, como esperándolo.

Su carrocería plateada con vivos rojos y negros brillaba en la semipenumbra con reflejos tentadores.Se le acercó cautelosamente.Luego con toda naturalidad y cierta impaciencia, como quien se apresta a realizar un largo viaje, empujó suavemente la puerta, que para su sorpresa no ofreció resistencia y subió.Su espectativa fué más que colmada al inspeccionar los modernos comandos, la visión panorámica de su parabrisas funcional.Tomó  asiento en la butaca del conductor,accionó el arrance de sensible respuesta y partió en impecable maniobra con la pericia de los que saben, eludiendo a un automóvil pigmeo de marca japonesa estacionado unos metros más adelante.En sus manos aferradas al volante toda una sensación de poder.Enfiló hacia la avenida principal sin prestarle atención a los gritos desaforados de una persona que intentó vanamente detenerlo con voces que no escuchó.

Sumergido en el tránsito fluído, rápido se dirigió lleno de entusiasmo rumbo al bajo con el plan de tomar Libertador y ganar velozmente la provicia.Atento a la conducción no dejó de rumiar sus pensamientos, de evocar recuerdos  y experiencias anteriores.Con esta era la quinta vez que robaba un ómnibus y siempre lo habían detenido, frustrando su aventura delito.Pero esta vez tenía el presentimiento de que la historia no se repetiría.No podía y no debía sucederle nada.Demasiado importante era su robo.Se sentía con todo el derecho de divertirse por pobre , además de conseguirse un beneficio.En las anteriores oportunidadades las evidencias fueron abrumadoras, como  serían las de esta.Negó siempre por negar aduciendo tentación de pasear negada por su miseria.Antecedentes remotos de infancia desgraciada., pero sin resultados.Siempre sorprendio en plena fuga o en intensa y comprometida tarea en un desarmadero.Reconocía sí  que su debilidad por los ómnibus se inició en aquellos paseos de la mano de su abuelo que lo llevaba a plaza Once a verlos partir.Diversión de pobre le decían, como ver pasar los tranvías  o ver vidrieras llenas de lo inaccesible..Y el se juraba cuando sea grande seré chofer y tendré una línea para mi solo

Una escuela inconclusa cursada a tirones.La adolescencia, el despertar, la confusión.¿Trabajos?Variados pero no estables.Ganar lo necesario para alguna plicha, la salida nocturna y comer.Para la casa nada.Total vivía en un hogar donde cada uno de la familia se arreglaba por su cuenta.

Guarda con el semáforo idiota.¿Que estoy haciendo?Faltaría que me paren por alguna infracción.

Los que sepan escribir a máquina que den un paso al frente.

Aunque no tenía la menor idea de hacerlo pensó.Juá cualquier día me van a engrupir.Presentía que era una trampa para mandarlo a barrer o a limpiar la morocha.Se quedó quieto, piola, en la fila de los inútiles.

¿Y usted recluta, qué sabe hacer?

Aflojó, un poco de todo.

Allí , en el taller mecánico del cuartel aprendió a manejar.Automóviles, camiones y hasta un tanque.

¿Qué hace ese`ómnibus amarillo allí solo? Me subo a ver qué pasa, por una de esas ya tengo el primero para mi línea

Tómele las impresiones digitales y los datos antes de meterlo en el calabozo.

Nombre y apellido. Edad. De qué trabaja

Soy chofer.

¿Chofer?Ladrón de ómnibus mejor dicho.

Nunca pudo resistir la tentación y siempre el mismo final con algunas variantes.

Tómele las imprsiones digitales y los datos antes de meterlo en el calabozo.

Pero esas frases casi rituales más de una vez se vieron alterada por:

¿Cómo, otra vez por aquí?.Te vamos a dar una flor de paliza para que te curés.¿Oficio?No  hace falta que lo digas, ya sé, ladrón de ómnibus

Como me divertí aquella vez que levanté a esa mina que patinaba por el bajo.Pensar que ella quería ir al hotel para llevarme como a los demás puntos.

¿Sos loca?. Nos arreglamos en el fondo del ómnibus, o en el piso. Es más barato.La verdad no tengo un mango y el ómnibus es robado.

Esa sí que era una loca, en serio, hasta creo que le gustaba el oficio. Se dejó gratis.Siguió ensimismado en sus recuerdos, en sus reflexiones sin advertir a un taxi que lo seguía tenazmente.Sin darse cuenta de cerco que se iba cerrando en torno a él, mientras manejaba su quinto ómnibus robado.Sí, el quinto pero el mejor.

Llantas blancas, aire acondicionado, radio, televisión,bar,baño.Como una casa, como la casa que nunca tuvo, fantaseó..

A este no lo intentaría desarmar.En una de esas se la encontraba de nuevo a la patinadora.Se vió recorriendo con ella rutas, paisajes. Todo fué inutil.Antes de llegar a la Gral Paz lo interceptó la policía.

Tómele las impresiones digitales,los datos.Métalo en el calabozo y trátelo bien.

Otra vez paliza, pensó.

Nombre, apellido, edad , ocupación.

No supo porqué.Alguna vez ensayó excusas.Hasta se aprendió de memoria un libreto para decirlo en el momento necesario.Pero ahora no.No le salía.En sus cálculos no había entrado ni remotamente la posibilidad de ser detenido.No estaba preparado, balbuceando respuestas inaudibles.

¿Cómo dijo?¿Que dijo?

Pooobre, susurró entre dientes

¿Pobre? No es un trabajo y hable fuerte.

Juntó coraje, se serenó.Después de un breve silencio, mientras los ojos del oficial lo escrutaban a fondo,cuando todos se callaron en esa ruidosa comisaría, respiró profundamente y con voz clara y firme, hasta con orgullo casi gritó

Ladrón de ómnibus.

 

Del autor Veji, como ves he vuelto