Aparece los miércoles y los sábados

"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

sábado, 8 de agosto de 2009

231 Domingo a la tarde

"La vida es una maravillosa sensación, con sus altibajos y disparidades. La vida"

Cada día de la semana tiene un sabor especial, vaya descubrimiento, aunque en su transcurso algunos se confunden y pueden dar lo mismo un martes que un miércoles y casi un jueves también. No así el lunes, no así el viernes. Donde al finalizar para quien trabaja es en general el inicio del descanso, la diversión si se es joven, el ocio a medida que los años transcurren, el disfrute familiar. El lunes pesado por lo que significa y es, el sábado a pleno goce y el domingo hasta el medio día y media parte de la tarde, bueno o muy bueno, en especial a la mañana, al despertar. La historia se inicia al atardecer. No generalizo, lo hago a título individual en sensación intrínseca, pero seguro estoy rozo un estado de ánimo bastante común para muchos a esa hora del día. Cierto exhibe variantes en edad, ocupación, tiempo vivido, estación climática. Yo cuento lo mío.

El domingo por la tarde independientemente de lo que haga siento dentro de mi cuerpo en especial a nivel estómago un suave nudo, o como dicen los actores antes de aparecer en el escenario, mariposas, una ligera opresión. Esta última sube, se extiende con sutileza hasta la altura de mi pecho. ¿A qué se debe este síntoma físico?. Ordenes de mi cabeza, mi cerebro actuando en inconciente mezcla de nostalgia, tristeza, melancolía. Nudo de indefinida angustia sin un asidero concreto. Mi espíritu se agita, aunque en levedad. Nada es trágico, suficientemente triste, depresivo. Se le suma un estado de inspiración medio místico. Escucho música, leo al mismo tiempo, hasta me ilumino temáticamente en nuevos textos, nuevas ideas, todo muy mezclado en inexplicable sensación. Quizá la defina una palabra, acedia, pero lo dudo. Es un estado anímico sin traducción si pretendo encontrarle causas. No las hay en evidencia, o sí. En otros tiempos sabía que me aguardaba el lunes como a todos. Aquellos compelidos a iniciar la semana laboral. Aunque mi labor me gustara, hacía tarea elegida. un trasfondo en tarde plácida y relajada donde las obligaciones agazapadas tras las horas, la noche, estallarían al comenzar el nuevo día. Pero ahora no, nada de eso me aguarda. Me atrevería a decir mis lunes de hoy semejan domingos por la ausencia de aquellas obligaciones.Sin embargo un resabio, una señal de aquel no muy lejano pasado se hace presente e intento así ensayar alguna causa. Lo cierto que más allá  de la desaparición de una rutina impuesta en alienación civilizada, hoy libre de ella transcurro los domingos por la tarde con ese mismo nudo, ese escozor pectoral, esa suave opresión en mi garganta y esa indefinida y melancólica nostalgia, en un añoro absolutamente indefinido, indeterminado, incomprensible si me detengo a racionalizar sentimientos. Imposible.

Chau y hasta la próxima.

1 comentario:

coto dijo...

Estés donde estés,domingo es domingo...imposible confundirlo.