233 José de San Martín

 

  "Reúnan el regimiento y vayan a morir". San Martín al iniciarse la batalla de San Lorenzo.

General, nuevamente lo vuelvo a visitar con el mismo método del año  anterior. Es decir abro un libro de historia argentina como si fuera la puerta de una habitación, me cuelo entre las páginas y así con este artilugio lo entrevisto. Gracias por recibirme aunque veo en su expresión cierta sorpresa.Quizá no imaginaba esta intromisión perturbando  su sagrado reposo. Ahora, ya que estamos frente a frente quizá recuerde algo del contenido de mi otra visita. Le preguntaba sobre la lucha por la independencia. Le informaba sobre los resultados de aquellas gestas reflejadas en el hoy. Sobre todo lo que falta por conquistar, mejorar, solucionar. Vd me contestó afirmativamente su disposición, junto con la de otros próceres como Bolivar, Belgrano,Sucre, Artigas, O'Higgins a continuar desenvainando la espada de estar en estos tiempos y de ser necesario. Los pueblos latinoamericanos , los patriotas al tomarlos de referentes cuentan con ello en lo simbólico sabedores de una ficción moral que apuntala. Sirve de ejemplo, alienta. Basamento indispensable para mantener bien altas banderas y consignas del hoy. Injusticias, desequilibrios sociales, pobreza, sometimientos, intentos de rupturas de orden constitucionales, dictaduras, muestran un panorama todavía dificil,que exige lucha, participación, defensa de la democracia duramente conquistada.

Su grandeza nos lleva a los argentinos a tenerlo de modelo. También lo utilizan aquellos que  escudados en supuestos sentimientos patrióticos intentan mantener status que son parte  de lo que todavía hay que cambiar. Es el padre de la patria, pero a ella se la interpreta  y se la quiere de diferentes maneras.

Lo imaginamos joven, luchando contra Napoleón en España. Más maduro,decidido ya en proyectos y planes en su desembarco en Bs Aires.Seguimos deleitándonos y emocionándonos al ver sus granaderos, el regimiento más querido sin pecar de injustos. Esa mítica batalla de San Lorenzo iluminó nuestra imaginación infantil. Sus palabras del encabezamiento casi como profecía autocumplida  de no ser por Cabral. Lo pensamos en Mendoza, cruzando Los Andes, liberando Chile y Perú. Luego aunque la historia lo relata y registra en nuestras mentes se hace una especie de noche cuando llegamos a su partida definitiva. Su ancianidad, sus padecimientos físicos, materiales y morales. Su muerte harán ya 159 años. Con su ejemplo, su recuerdo edificó gran parte de nuestra historia, con toda justicia. General me retiro en en prudente y respetuoso silencio. No deseo perturbarlo. Sé está allí, entre estas páginas. Cierro con unción y suavidad el libro. Me quedo pensando.

Chau y hasta la próxima.