Aparece los miércoles y los sábados

"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

sábado, 22 de agosto de 2009

235 un par de zapatos

zapatos2

Los ví brevemente al pasar. Se asomaban debajo de unos pantalones, supongo finamente confeccionados. Brillaban casi con exageración. La forma en que estaban dispuestos era como si la persona estuviera a punto  de caminar. Un pie más adelantado que el otro. Su color ciruela. La gente se para de diferentes maneras y también como anda vestida, calzada y según las circunstancias. Un militar al cuadrarse junta los dos pies. Un joven algo desaliñado aparte de no tenerlos muy  lustrados si el calzado es con cordones puede llevarlos sin atar. Un anciano u hombre mayor los lleva limpios, lustrados, pulcros y con cierta elegancia, porque a su edad quiere presumir de conservar cierto atractivo. Si es un trabajador y calza según su oficio lo serán toscos, útiles para su tarea. En el caso que cuento si uno fuera la persona que los tiene puestos y se los mirase los vería asomarse bajo una pequeña proa formada por la botamanga y la raya perfectamente planchada y marcada. Si en cambio tuviera puestos unos jeans aparecerían bajo un contorno más redondeado. Se me antojó en mi corta mirada que por la forma de estar parada, a esa persona le faltaba cierto toque de vida, o mejor dicho de humano. Es precisamente esa impresión la que luego me hizo reflexionar sobre lo que te voy contando. Tiempo después al hacer memoria sobre ese hecho que me llamó la atención, un par de zapatos asomándose debajo de un pantalón. Pensé ¿qué importancia tenían?. ¿porqué de algo tan banal, corriente, mi pensamiento volvía  repetidamente al tema sin lograr ubicarlo y luego descartarlo?. Supe luego que por allí había pasado muchas veces. Por hábito, placer, rutina. Uno observa su entorno, ve aquello que le llama la atención. Lo fija, lo memoriza. Pero no siempre la impronta llega a ser indeleble. Ese entorno rutina cambia. Lo que allí estaba desapareció; o cambió por otra cosa y uno pretende recordar qué había allí. No siempre se tiene éxito, en ese caso se apodera de nosotros cierto desconcierto y también obsesión por recordar. Intentamos ante el flaqueo de la memoria atribuírselo a la edad, pero no es verdad.Las cosas son tan cambiantes que pueden superarnos. Avanzan, se muestran más rápido que nuestra capacidad de percepción, de retención. Y por otra parte le atribuimos con razón una importancia relativa que imagen, presencia, se esfuman en la nada. En este caso quizá accionado un mecanismo inconsciente de autodefensa el hecho desapareció de mi mente hasta que como todas las cosas, una noche totalmente desvelado, contando las horas, pensando y pensando distintas cosas, en medio de la oscuridad a la espera de la mañana, reapareció la idea y esta vez sí quedó descartada para siempre. Los zapatos pertenecían a un maniquí que ví una vez en una vidriera.

Chau y hasta la próxima

No hay comentarios: