295 Aniversario.

Encima nos cayó la noche. Larga, cruel, interminable. En la evocación no pondré palabras ni recuerdos. Por supuesto los tengo, los tenemos. Podría evocarlos,evocar vivencias, experiencias. Enumerar hechos. Sumar dolores. Pensar en los que estuvimos, en los que desaparecieron, en los sobrevivientes. En los exilios. En la búsqueda ejemplar de todos, hijos, nietos, parientes, amigos. En la aparición de muchos, aunque absolutamente insuficiente. Milagro de la constancia, de la lucha, del amor. Por todos los que faltan aún. De los muertos en la guerra perdida. De los pobres veteranos. De los ya condenados, de los que deben todavía ser condenados. De las casi mortales heridas infrigidas a la República. De su renacer. No debo hacerlo, no puedo. Ha sido demasiado para decirlo en un modesto blog. Prefiero pensar más en el renacer de la democracia, con sus enormes virtudes, con sus evidentes defectos. Con sus visibles traspiés. Hoy no digo más. La mancha negra de la ilustración lo expresa casi todo, no todo porque si la mirás con imaginación te ilusionará la idea que detrás de ella ya existía una luz que asomaría en 1983.

Chau y hasta la próxima