Aparece los miércoles y los sábados

"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

miércoles, 3 de marzo de 2010

289 Ptmuno. Presentes todos menos uno.

BaalMimo Paladino, Baal 1986 

Llegaron a ser como una piña, quizá unidos hasta lo irracional. Seguro sí imbuídos de mística pura. Todos tenían su versión y sus motivos para explicar y explicarse tal conjunción. Coincidían, eso sí que él los supo reunir, aglutinar, señalarles caminos y misiones. En disponibilidad absoluta para el sacrificio.

Se reunieron en las vísperas. Cada cual en su lugar. Compartieron pan y vino. Oyeron la frase significativa. Todos se sintieron aludidos. Le respondieron con la célebre pregunta. Todos quisieron saber si tenían asignado el papel de traidor. Ninguno fué señalado, acusado. La verdad se revelaría sola. Luego les sucedió lo ya sabido. Su diáspora instrumento de conquista espiritual. Sin recorrer el mundo entero dejaron con su palabra semillas. Los frutos se conocieron, perduraron, se extendieron. Todos presentes aquella vez. Todos habían estado antes en seguimiento compartido. En convicción deslumbrada. En recogimiento y dolor. En gozo ante el milagro. En confirmación de misión.Todos presentes menos uno. El uno, aunque participó en lo físico, ausente por la carga que llevaba. Por ser él el más importante de todos después del maestro. Por el papel que le habían asignado. Sin él hasta la historia, la creencia podrían haber sido distintas. Pero aceptó su destino. Lo cumplió a rajatabla.

Hay quienes afirman quiso explicarlo y justificarse en escrito discutible de dudosa autenticidad. Traicionó por mandato. Su beso, símbolo emblemático de la traición.

No pudo soportar el peso de su misión, lo aplastó la culpa.

Cuando su cuerpo se agitó en contracciones de asfixia; cuando su cuerpo osciló en el extremo de la cuerda; cuando su alma lo abandonó, ¿halló por fin tranquilidad en el silencio sin retorno?. ¿Logró acallar tanto remordimiento?. Se registró su fin en tormenta de merecido castigo. Quizá en el rictus de aliviado dolor, se bosquejara una tenue sonrisa.

Son todas conjeturas, alicientes para nuestra imaginación. Y es bueno hacerlo.

Lo cierto, seguro el estuvo presente esa vez, pero en realidad por todo lo relatado no estuvo, fué el menos uno.

Chau y hasta la próxima

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