Aparece los miércoles y los sábados

"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

sábado, 10 de abril de 2010

300. Horizonte.

 

enraizada 2 Enraizada , Inés González ( blog Incisiones múltiples)

"Prefiero escribir todas mis sensaciones antes de ser devorado por ellas"  Chopin.

Ya que las mencionamos el haber nacido y criado en determinado ámbito geográfico seguro influye  y de forma marcada en la personalidad de cada uno. Quienes lo hemos hecho sin grandes obstáculos a lontananza, aunque vivamos en una ciudad, porque sabemos disponemos del horizonte a voluntad. Quienes nacieron o se criaron en valles, lugares montañosos, en zonas deprimidas pensarán o portarán de una personalidad diferente.Quizá todo este asunto sea un soberano error mío, pero por lo menos desde lo que yo siento y pienso, lo encuentro dentro de mi verdad. Me traslado mentalmente a esos lugares, muchos de ellos conocidos y vistos en virtud de mis viajes. En los famosos paisajes alpinos, sus condiciones bucólicas y pastoriles, sus aldeas, montañas, todas de enorme belleza, pero en mi interior se despertaba cierta angustia y opresión. Disfrutaba como visitante pero rechazaba la posibilidad de ser un lugareño. En las bellas islas de Madeira por su interior hay poblaciones en el seno de algún volcán apagado, donde el día es corto, la noche larga, el lugar casi penumbroso. ¿Y el horizonte?. La isla en ese sentido se  "salva" porque está rodeada de mar. Mi espíritu descansaba al poder posar mi mirada en el infinito y celeste horizonte. Insisto en creer quizá en esa aludida hondura se me produjera una claustrofobia gigante. No me sucede lo mismo, es curioso, en las sierras de Córdoba. Jamás padecí allí esa sensación subjetiva, quizá porque sabía  era cuestión de asomarme  a una accesible altura y de allí contemplar la  lejanía. Pero en Asturias rodeado de hermosos paisajes, volví a sentir similares sensaciones opresivas. Creo , por lo menos para mí disponer del horizonte produce, conforma una mentalidad diferenciada, aunque sea en mi caso. Yo no afirmo que piense distinto por el hecho de poder posar mi vista a lo lejos. Cierto dispongo del Río de la Plata enfrente. Salgo de mi ciudad de Buenos Aires y me rodea la planicie. Viajo por tierra a lugares distantes y mi  compañía es siempre la línea del horizonte . No quiero decir con esto que esa visión  me transforme en visionario. Nada de eso. Creo sí en mi interior ese goce de lejanía  me produce gran  bienestar espiritual. Una gran paz relajada. Me imagino en un enorme remanso. Un hermoso campo - pampa como el de San Antonio de Areco. Un atardecer, la puesta de sol, la serenidad de cielo. Arboles irrumpiendo en la línea continua, la silueta de algún molino, el vuelo a cobijo de las aves, el lugar en sí con su casona implantada en esa tierra. La nombro, Arroyo Corto al sur de la Provincia de Buenos Aires. Toda una enorme belleza crepuscular. No sé si puedo calibrar su influencia psicológica. Si evoco con nostalgia a unos y otros lugares. Son parte de mi pasado pero es mi horizonte el que me da placer por el solo hecho de saberlo disponible. La importancia del ámbito físico se subraya en esta pequeña anécdota contada por Galeano. En el socavón de una mina el escritor intentaba con su capacidad literaria explicarles a los mineros lo que es el mar, acota la mayoría  o todos nunca lo verían, y el debía transformar las palabras en paisaje, en contarles y hacerles imaginar ese horizonte interminable. Yo sé que así como al mío siento lo que siento, el no poder a acceder a él en otras evocaciones, reaparece algún destello de opresión y de angustia. Quizá por tal causa horizonte sea más que una palabra mágica, una meta inconsciente pero real, al alcance de mi mano transformada en imaginaria, incapaz de extenderse lo suficiente como para atraparlo. Y está muy bien que así sea, pero él es de presencia categórica y decisiva en mi forma de vivir.

Chau y hasta la próxima.

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