Aparece los miércoles y los sábados

"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

miércoles, 14 de abril de 2010

301 Cucaracha.

 

Plástico en camino de la consagración supo de la necesidad de habitar una casa en el barrio de moda donde se alojaba la bohemia, donde los artistas o sus bosquejos hacían del lugar su faubourg. La inmobiliaria le ofreció una por largo tiempo deshabitada con todas las desventajas que ello presuponía. Estructuralmente estaba bien, sin necesidades de mayores cambios,pero eso sí invadida de cucarachas. Tomó la invasión de tanto insecto como un desafío personal. Libraría contra ellas una batalla o una guerra según sucedieran las cosas. Se munió de los más variados elementos de exterminio, se abstuvo de llamar a una de las tantas compañías de plaza. El se encargaría de borrarlas de la faz de su casa. Impresionaba entrar en ella .Verlas correr,acechar, comerse los papeles,jugar con su imagen repulsiva. Amedrentaban con su presencia de asco. El ni se inmutó, pues sabía enfrentaría  a un enemigo que era capaz de multiplicarse unas 20 mil veces al año, portadora de una leyenda de indestructible como especie, segura sobreviviente de una noche nuclear. El balanceó todas las posibilidades y métodos para aplicarla a una guerra que comenzaba a dar resultados a ojos vista. Cosa extraña se apoderó de él no solo su afán de exterminio sino de un sentimiento perverso y cruel. Cuando ya ellas eran unas pocas gozaba martirizándolas. Las atrapaba con trampas, las descuartizaba y les arrojaba los despojos donde presumía se anidaban para que ellas se los comieran. En otras oportunidades las quemaba con un soplete pequeño. Así se fue transformando en personajes sádicos,malignos, y a veces sentía ser un torero y en plena plaza y gloria buscarlas en faena despreciable. Impuso su ley. Suponía que ellas al acecharlo lo hacían con indisimulado terror. Dueño absoluto de la situación comenzó a retomar su vida normal y creativa. Curioso,, su obra plástica se orientó hacia imágenes crueles, sombrías, donde más de una vez la cucaracha adquiría cierto protagonismo. Un sentimiento propio de quien se sentía dueño y hacedor de esa realidad. El amo de una colonia en evidente extinción. Una noche luego de hacer el amor intensamente con una ocasional amiga de las tantas que ahora sí llevaba a su casa libre de la posibilidad de ocasionar en ellas la menor preocupación o repulsión por la presencia de las cucarachas. Mientras su amiga dormía encendió la luz y vió esa cucaracha allí, cerca de él, inmóvil, mirándolo fijamente, interpretó en actitud desafiante. Si se pudiera imaginar ese intercambio de supuestas miradas entre hombre e insecto se atisbaría en uno la locura, en la otra la aviesa perversidad de un plan vengativo sabiamente concebido, programado con perfección por una mente superior. El abrió un cajón de la mesita de luz y tomó un puñalito parecido al que usan los toreros para apuntillar al toro agónico. Con movimientos y pases imaginarios en el más profundo y hondo silencio invitó a la cucaracha a embestir. Ella comenzó a moverse, a avanzar. De pronto lo hizo a velocidad, como las cucarachas saben hacerlo. Se detuvo, lo aguardó, se diría lo desafió. El en rápido y preciso movimento , lleno de arte la ensartó dándole instantánea muerte. La sangre  saltó a borbotones. Salpicó su cara, sus manos, lo llenó de horror. La cucaracha se había detenido luego de su carrera,en el pecho de la amiga

Chau y hasta la próxima

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