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"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

miércoles, 28 de abril de 2010

305 Detrás de un sueño no soñado. “El sueño soñado, la ilusión, la evasión. ¿Cual el vacío de su inexistencia?"

 

 

Curioso el título, pero más que él, para mí lo llamativo es lo que plantea, lo que implica , su trasfondo implícito. Cómo ir detrás de un sueño que no hemos tenido, no tenemos o no tendremos. Porque cuando lo hacemos es en pos de un click creativo, imaginativo. Nos empuja a movernos física o intelectualmente, o en superposición.. Lo vamos recreando, madurando. Forma, contenido. Descartarlo por impropio, por no satisfacernos, no colmar esperanzas e ilusiones. Sueño al fin, en posible materialización, en imposible concreción. Sueño soñado. El no soñado no existe, ni siquiera por el momento agazapado vaya a saber en qué recóndito lugar del tiempo, del espacio, de nosotros mismos. Quizá seamos portadores de un sueño nonato y no lo sepamos. El es intangible. No existe y puede que sí, en estado larvado. Se irá formado en ignorada nebulosa. Suponiéndolo para graficarlo en estado espiralado, cual fenómeno celeste, esos que la ciencia nos muestra componente de un asombroso universo. El nuestro ínfimo  en comparación, gigante en mesura cuanti-cualitativa para cada individuo. Críptico hasta que se produzca la revelación. Cuando en su metamorfosis  cambie de categoría. El no soñado puede ser el fundamento del otro, o no, en destino fatal del nunca ser. ¿Qué más nos movería, vuelvo a preguntarme para ir detrás de un sueño no soñado?. Quizá el resultado de esa actitud fuera el alumbrarlo en provocación consciente pero dejaría de ser lo que es. Quizá mejor no movilizar la menor neurona y dejar las cosas como son. El sueño sueño y el no soñado inexistente, como tantas cosas que en la vida no suceden, ni sucederán, y ellas no nos afectarán por cuanto no la componen, no son parte de ella. No vivirlas no influirá en nuestro yo ni en nuestro destino, porque seguro este en un determinismo un poco traído de los cabellos nos señalará en su invisible escritura, en su inaccesible cuaderno de bitácora que todo ya está marcado  y no haremos otra cosa que cumplirlas a rajatabla. Y en ese indefectible cumplimiento estará también el no saber de los sueños no soñados. Ellos, insisto quedarán encarpetados para siempre y nosotros haremos con ellos absolutamente nada. Si lo intentamos, reitero, dejarán de serlo.

Chau y hasta la próxima

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