Aparece los miércoles y los sábados

"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

sábado, 18 de septiembre de 2010

346 La radio.

 

Te habrás enterado que el 27 de agosto pasado se cumplieron  90 años de la primera emisión en la Argentina. Fué en esa fecha en 1920. Los llamados locos de la azotea, Telémaco Susini, Luis Romero Carranza,  Miguel Mujica y César Guerrico trasmitieron la ópera Parsifal de Richard Wagner. Entre las más destacadas fueron la pelea entre Firpo y Dempsey en 1923, la final de fútbol olímpica que ganó Uruguay a Argentina. Todo esto y mucho más podés conocerlo en cualquier registro informativo con lujo de detalles. Pero yo no lo hago para contártelo sino porque vos al leerlo recibirás de este humilde escriba su experiencia, no la de aquella época ya que nací en 1928 sino la de mis vivencias con aquellas radios primitivas. La primera fué una de galena,piedra principal del plomo que además contiene azufre. Aunque no lo creas con mi hermano tuvimos un par de radios de esas. Una muy chiquitita y muy simple y otra, la principal de madera lustrada tipo caja cubo con tapa y un tablero de bakelita negra donde habían un par de diales, unos bornes para conectar los auriculares marca Telefunken, uno para un cable-antena, el recipiente donde estaba alojada la piedra galena. Este era negro, tenía forma de vasija y su tapa giratoria con una púa en su interior permitía al rotarla buscar los mejores puntos de recepción de la galena. El cable antena lo conectábamos a un teléfono de pared a la altura de las campanillas y así, sentados en el suelo nos pasábamos las horas escuchando radio. Luego aparecieron las de pilas alimentadas en general por dos gruesas pilas marca Columbia que en su parte superior tenían dos bornes para el positivo y el negativo. Esas pilas eran las mismas que se usaban para los timbres y como dice el tango de Discépolo "cuando se sequen las pilas de todos los timbres que vos apretás". Las primeras radios tenían una corneta-parlante. Su antena llena de hilos metálicos cual cuerdas de arpa, era de madera con base giratoria para orientarla y sintonizar mejor. Aparecieron luego las eléctricas, algunas con forma de capilla. Eran a válvulas y tardaban un ratito entre el encendido y su funcionamiento. Recuerdo escuchar desde la cama la introducción de las noticias sobre la guerra civil española con la música de moros y critianos y me sumía en una gran tristeza. Antes ya la radio había contado en 1935 la muerte de Gardel. Cuando una familia estaba de luto y según la importancia del muerto la radio no se escuchaba por todo un año. La radio era una compañía indispensable sobre todo en los atardeceres de invierno. Despertaba la imaginación del oyente y uno se sumergía en las vicisitudes de los personajes como los de Amalia víctimas de las persecusiones de la mazorca. Más tarde esos aparatos se perfeccionaron y tenían un sintonizador llamado ojo mágico, una válvula de color verde con un centro negro tipo pupila. Cuando el verde se superponía indicaba una sintonización perfecta. Recuerdo que mi padre se había comprado una y con ella seguía por onda corta la marcha de la 2º guerra mundial y en especial cuando escuchaba el día D con la invasión a Normandía. Luego, ya en la post guerra aparecieron las de transistores, pequeñas, portátiles como las Spika, y otros tamaños eléctricas enchufables. Hoy con más tecnología yo en mi caso no sé como se llaman ni de qué están hechas. Sigo  teniendo algunas de cierta antigüedad que aún me sirven para las cintas grabadas y alguno que otro CD. Ignoro sus controles remotos y otros agregados técnicos rigurosamente archivados. Como ves lo que te he contado de escasa importancia  ya insinuado más arriba tiene el mérito para mí de haber sido usuario de esa evolución y ese progreso.

Chau y hasta la próxima

No hay comentarios: