Aparece los miércoles y los sábados

"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

miércoles, 1 de septiembre de 2010

341 Perversas mentiras llenas de ingenuidad.

"La relación humana tiene insondables vericuetos".

Hablaban, se contaban sus problemas en confesión permanente. Nada quedaba oculto, escondido en los pliegues de sus respectivos yo. La interioridad de cada uno aparecía al descubierto en un desnudo púdico. Desfilaban en esas conversaciones los problemas físicos  y psíquicos de uno y otro. Los análisis desarrollados hasta el menor detalle en la búsqueda interpretativa, en el intercambio para emprender nuevos caminos. Hallar soluciones. Todo en un regodeo intelectual que los llenaba de íntima satisfacción y conformismo. Si nos detuviéramos a examinar qué los animaba a semejante ejercicio encontraríamos en ambos protagonistas cierto juego de sus egos, de sus autoestima. Como si lo que se buscara más que encontrar  soluciones el practicar una gimnasia intelectual que los satisfacía  al extremo de emprender verdaderos duelos de brillante oratoria, ingeniosas citas, alardes de memoria en evocaciones de grandes pensadores. Así transcurrió el tiempo. Ni uno ni otro hallaron la menor solución, pudieron elaborar el más modesto resultado. Persistían en la insistencia metodológica y de contenido. Pero uno le mentía al otro sobre sus problemas psíquicos que en realidad no padecía o mejor dicho que él confesaba, porque inconscientemente era portador de evidentes síntomas. El otro también mentía sobre su presunta fortaleza espiritual que le permitía afrontar sus importantes problemas físicos de gravedad y honduras ciertos. Este último culminó este proceso con su desaparición. En simple y casi inocente juego de mentiras hecho con el propósito de afrontar un desafío, llamémoslo dialéctico emprendido con el orgullo de una supuesta brillantez tuvo su fin.

El sobreviviente dejó como por milagro de padecer todo lo que le confesaba a su amigo. Huérfano de un interlocutor de ese calibre, se inventó un nuevo problema y emprendió la búsqueda de un nuevo interlocutor para iniciar un nuevo duelo, un juego de perversas mentiras llenas de ingenuidad.

Chau y hasta la próxima

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