429. La noche

 

Canto de la noche, escultura de Antonio Gargiulo

 

"¡Créeme astro grandioso! ¿Cual sería tu felicidad si no tuvieras a quien prodigar tu luz?. Zarathustra."

Ella llega indefectiblemente con su halo de misterio. Es un hecho inexorable. La oscuridad por acción de los artilugios que hemos creado para romper la tiniebla y superar la luz lunar que se expresa en su dimensión  en el plenilunio. No solo nuestro reloj biológico indica la presencia de la noche, condicionado por ella, que irrumpe con independencia de nosotros. Es una situación motivadora de toda clase de conjeturas, expresiones artísticas en sus mas variadas facetas. Es compañera cotidiana. Llega con su silencio intrínseco y su sonoridad extrínseca. Combina sonidos y ruidos para el día y para la noche y por supuesto según el clima, el lugar geográfico, etc. He pensado más de una vez emprender una especie de viaje, "Un largo viaje hacia la noche" escribió E.O'Neill, mas yo no pretendo eso ni ir hacia la noche final, sino extenderle la mano a Atir, la divinidad egipcia de la noche y las tinieblas. Encontré sus manos ocupadas, en una blandiendo una espada, en la otra sosteniendo un pájaro. Pensé ante mi fracaso por no lograr hiciera de guía en otras divinidades existentes en distintas culturas religiosas y creencias, muchas de ellas totalmente desconocidas para mí., pero me tenté con algunas. La diosa griega de la noche, Nix no me prestó la menor ayuda. Con idénticos fracasos tropecé recurriendo a Varuna el dios de la noche del hinduismo de la época védica. La misma suerte corrí con Fomoré, representante de la muerte, el mal, la noche en la mitología irlandesa. Seguro de haber conocido o intentado otras experiencias el resultado habría sido el mismo. Los misterios de la noche tan bien guardados encontraron una barrera en mi ignorancia y en mi conciencia. Ignorancia  por desconocer la mayoría de las deidades a quienes recurrir- Conciencia porque me convencí que ninguna me revelaría el secreto de la nocturnidad. Se me antojaron inexpugnables e indescifrables. Intenté explicarme el sentido de tal hermeticidad, lo ligué a la vida cotidiana, mejor dicho a la vida.¡´Qué sería de nosotros sin el día, sin la noche!. Sin sus sorpresas. Pensé también y me atrevo a afirmarlo que la noche, por lo menos en nuestro sistema planetario será la gran triunfadora. Dentro de cinco eones dicen los científicos se apagará el sol, y no lo hará con un simple click. Se irá apagando, enfriando. Ya lo estará haciendo. Las sombras, la noche irán avanzando, dominándolo todo.

Chau y hasta la próxima