Aparece los miércoles y los sábados

"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

sábado, 14 de abril de 2012

Nº512 La flor azteca.

 

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" La magia, el ilusionismo pueden engañar los sentimientos"

La impresión que le causaba el andar por la feria-parque de diversiones no se le borró jamás. El ruido de los juegos mecánicos, el ir y venir de la gente, los rostros de asombro, de exitación, la avidez por un disfrute pleno de sensaciones. Los espectáculos ofrecidos de los más variados. El desafío para ejercitar destrezas por premios discretos  de pobre monto. Figuras extrañas exhibidas como exóticas importadas de lejanos y desconocidos países. Placer y curiosidad infinitos colmados con una moneda  colocada en la ranura como cuenta el poema de Raúl Gonzalez Tuñon para ver figuras en movimiento, mujeres desnudas. En ese andar por la galería de los espejos que adelgazaban, engordaban, estiraban, achicaban, deformaban la imagen del paseante que se detenía para verse ridículo. Así, al pasar aparecía ella. En un armazón como si fuera la boca de un escenario de un teatro de títeres. Con marcos dorados,sobre una mesa cubierta de tela  aterciopelada color rojo oscuro. En su centro un florero de cuello largo y sobre él la cabeza viva de una mujer, la flor azteca. Ella de rostro blanco, muy empolvado, labios de rojo muy fuerte, ojos pintados muy oscuros. Peinado corto, renegrido con un casco muy ondulado. Aros discretos como única joya. La flor dirige su mirada directamente a los ojos del visitante casi sin pestañear. Esa actitud le confería una atracción especial. En esa oportunidad, el niño adolescente se sintió traspasado, blanco en sus sentimientos por aquel pequeño y enigmático trozo de mujer. Pasados los años se transfromó en obsesión. Ningún amor era suficiente para reemplazarlo. Más, se convertía en una búsqueda inutil en pos de la felicidad. Nadie se le parecía en la medida suficiente para ganarle el corazón. De allí le nació la idea. . Publicó un aviso solicitando mujer para trabajar de flor azteca ofreciendo un sueldo interesante. Suponía hallaría así la réplica de la que estaba perdidamente enamorado en el recuerdo.. Desfilaron por su oficina variadas muchachas. La mayoría no sabía de que se trataba el trabajo y él no se molestó en explicárselo. La poca respuesta se fué agotando y así pasaron días sin ninguna postulante.

Una mañana, cerca del mediodía se presentó una misteriosa dama muy cubierta y con el rostro tapado con una máscara como aquellas usadas en el carnaval de Venecia. En una de sus manos enguantadas portaba unos impertinentes que le daba más veracidad a su careta-rostro. Una voz profunda, enmarcada en esos labios perfectos e inmóviles susurró yo sé muy bien de que se trata este trabajo. Sus manos temblorosas se movieron en ademán de quitarse la careta. Cuando lo hizo el rostro blanco,blanquísimo, muy empolvado, los ojos pintados, unos pendientes discretos como única joya, un cabello muy teñido, renegrido con ondas marcadas, y una barba larga, blanca, bien recortada, completaba el rostro del anciano.

Chau y hasta la próxima.

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