207 Media mirada

"Existe lo grandioso. Existe lo minúsculo. Un macro y un micro cosmos. Y estamos nosotros, convencidos que ambos existen"

Su visión, de nacimiento muy extraña. En los anales de la medicina no se registró jamás un caso igual. Veía como quien tiene a la altura de las pupilas un tabique horizontal que le permitía ver solamente la parte superior de todas las cosas, La otra mitad si se agachaba o tiraba al suelo podía  abarcar el plano inferior. Aunque tenía plena conciencia de esa , su limitación cuyo significado era saber sí de la existencia de un volumen completo, no ignoraba debía realizar más de un movimiento para completar lo que un ser humano normal logra de un simple vistazo. Por supuesto su vida se le hacía compleja por cuanto el desfile de un bello paisaje, la presencia de una hermosa mujer, o en lo opuesto al sufrir la agresión de la fealdad, lo monstruoso, le requerían siempre etapas sucesivas y separadas. Lo abarcativo era la síntesis mental en actitud de suma. Una parte, la otra para componer un todo. Por supuesto el no andaba por el mundo mirando siempre dos veces una cosa para poder armar su imagen. Caminando o tiránose al suelo, o agachándose. Su ejercicio, práctica, acostumbramiento le permitía ver la parte superior, imaginar como seguía esa imagen para abajo.  Solamente la curiosidad o las dudas lo impulsaban a querer completarla en visión directa. Su media mirada no implicaba  como señalé y amplío limitación de apreciaciones y conceptos. Se había forjado y categorizado al mundo, a su entorno, a la vida en su totalidad y no en un simple registro parcial, en la mitad de un todo, por más que su campo visual tuviera los límites descriptos. Pasó su vida juntando pedazos. Superior, inferior, o imaginando a uno de ellos en la acción de armar un todo.

Un extraño don se fué apoderando de él. Ese rompecabezas mayoritariamente compuesto de piezas divididas en plano horizontal, lo fué modificando con nuevas posiciones físicas. Las piezas las dividía en vertical, oblicuas cambiando cabeza y cuerpo de postura. Todas las líneas posibles dividían las imágenes. Afinando al extremo su ejercicio comenzó a prescindir de partes de ellas, creando nuevas a su capricho. A un hombre le ponía partes mitológicas. Igual hacía con las mujeres, animales, objetos. En su don creativo juntaba amanecer con anochecer. Sol con lluvia. Desiertos arenosos partidos por el sol con copos de nieve. Vivos con muertos. En su portentosa creatividad lo pudo todo, todo lo remodeló, lo recreó a gusto y antojo. Se fabricó así un mundo de imágenes, único, bello, horrible, feliz, desesperante, alimentado por sus fabulosas imágenes que solo él podía crear, que sólo él podía gozar, que sólo él podía ver, que sólo él podía sufrir. Un extraño privilegio.

Chau y hasta la próxima