270 De nuevo las fiestas

 

Nicolás Gargiulo, Mar de Ajó

"Nace Jesús. Comienza otro año. Llegan los reyes magos.¿No es demasiado para los excluidos?"
Otra vez la sucesión de ellas. En reflexión común y corriente nos diremos otro año que ha pasado, otro que nos espera con sus incógnitas y nuestros buenos e incumplidos propósitos. Nos asomaremos a festejos, reuniones, contactos con seres queridos o no tantos, en compromisos u obligaciones no siempre deseados pero sí aceptados en aras de una tradición y una convivencia tradicional. Hincaremos y pondremos en riesgo nuestros dientes en delicias traidoras que no solo arriesgarán la integridad del aparato masticatorio sino  que incursionarán peligrosamente en nuestra historia clínica plagada de prohibiciones, advertencias y consejos. En pícara actitud quedaremos en parte convencidos, en parte en sordo remordimiento que su vulneración no es más que un placentero salto a las reglas sin mayores consecuencias. También en nuestro caso pasará por nuestra mente la sensación de cierta precariedad terrena y afrontaremos el nuevo ciclo, punto de partida de otra medición para futura e igual meta con lógicas dudas de poder cumplirlas ya que en más de un momento nos interrogaremos si estaremos nuevamente allí cuando ellas hagan otra vez su presencia. Igual idea se les ocurrirá , aunque no lo digan, a parientes y relaciones. En sus cálculos se  dirán, ¿estarán estos ancianos el año próximo?. Pero no se trata de envolverse en ocurrencias pesimistas ni usar presentimientos como cábalas para asegurarnos una dichosa prolongación. Todo se mezcla con realismo, deseos, cierta racionalidad y lógica.
Dichas todas estas deshilachadas reflexiones lo cierto es que para la cristiandad y para aquellas otras religiones a quienes no les llegan directamente, pero al estar inmersos en la nuestra se suman en tradición o convivencia,.que las fiestas son el acontecimiento del almanaque, nos zambullimos a ellas con expectativas espirituales,gastronómicas, ánimo festivo, celebratorio. Explotarán cohetes y demás pirotecnia, y trataremos de no hacer explotar nuestras arterias. Nos llenaremos por momentos de nostalgias, recuerdos dirigidos a los ausentes pero presentes y a los ausentes en falta definitiva. Una mezcla sentimental de todo ello nos acompañará en esos días. En participación y rememoración. No estará mal dirigir parte de toda esa energía, de ese uso material de recursos, de estar en ese festín contribuyendo para aquellos que miran desde afuera, que nos miran desde afuera como parte de un escaparate inalcanzable. Rompamos el vidrio que nos separa y aísla, participando más no en simple acto caritativo muy importante, sino en actitud solidaria, positiva, a extender nuestras manos, nuestra contribución para los hermanos, con sus ñatas contra el vidrio, observándonos simbólicamente. Recordar al Dickens del Cuento de Navidad. Eran otros tiempos, otro ambiente, pero las mismas injusticias multiplicas para el asombro. Iglesias, templos, ONG, todo tipo de redes. A ellas asomémonos con nuestra contribución y presencia. Comprobaremos en nuestro interior cuanto más bellas son así las fiestas. Cerca aunque simbólicamente de los excluidos, que son demasiados, demasiados, aunque ese sea uno solo.

Felices fiestas, un abrazo y chau, hasta la próxima