440. El hombre que adelantaba.

 

Dice un aforismo,"nosotros somos el tiempo".

Una condición misteriosa regía su vida. Porque vivía siempre adelantado como si una fuerza desconocida lo impulsara siempre, en forma permanente para estar avanzado al tiempo cronométrico, al tiempo real. No menos de diez minutos como mínimo o mucho más por encima de la hora vigente. Ello le significaba  una existencia desincronizada con respecto al resto. Siempre adelantado leía los libros antes que aparecieran. Nunca vió terminar una película, una obra de teatro, recitales, representaciones. Perdía la conclusión de las conferencias. Se iba antes de las sobremesas. En el amor no lo soportaba ninguna mujer. El ya dormía, roncaba o se iba cuando ella comenzaba su parte..Le hubiera cabido muy bien el mote de inconcluso.El intentaba sincronizar con los demás pero le resultaba imposible. Ese algo sobrenatural lo tenía siempre adelantado.mas ello no significaba que supiera, cual oráculo viviente, predecir el futuro, avanzar sobre el presente. Todo se refería a su pequeño paso sobre el hoy.Plagada de dificultades difíciles de imaginar su ocaso se acercaba como le correspondía a cualquier mortal, para su desgracia algo también en la vejez adelantaba. Sabiendo de su condición la muerte le había puesto el ojo de forma muy especial. Suponía y con razón que por más que ella decidiera el momento del fin, su escurridiza forma de vivir podía jugarle una mala pasada e impedirle el cumplimiento del cronograma preparado. Y algo así sucedió. Cuando fué a su encuentro el no había acudido a la cita. Presa de furia e indignación lo buscó pero su condición le impedía también a ella adelantarse en el ejercicio de su misión.La muerte es lo más exacto del universo.Ni un instante atrás, ni un instante adelantado. De forma tal que su búsqueda le resultaría indefectiblemente infructuosa.

¿Cual el destino del personaje?.¿Cual su suerte?. Gran misterio, porque es seguro, absolutamente seguro que él a la cita llegó antes y al no encontrarla, aquí la incógnita, pudo haber atravesado una barrera invisible y penetrado en la inmortalidad. Andará deambulando quien sabe en qué espacio o dimensión,  estará viviendo sin vivir.

Chau y hasta la próxima.