Aparece los miércoles y los sábados

"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

miércoles, 24 de agosto de 2011

444. Esa bella y misteriosa muchacha llamada Amanda.

Siempre de blanco. Delantal almidonado con varios tablones, cinturón anudado atrás. Túnica asedada, larga, cubriéndola hasta los pies. Falda acampanada y blusa de piqué. Traje de hilo. Conjunto de novia. Mortaja. Ojos verde claro. Pestañas arqueadas. Cabello renegrido, suelto, llegándole casi hasta la cintura. De andar silencioso.

Me pregunté muchas veces si realmente caminaba. Jamás un taconeo, una pisada fuerte. Quizá se deslizaba, o pasaba ante mí fugazmente, sin rostro, sin darme la menor posibilidad de captar algún rasgo de sus facciones. Por momentos una enigmática y extraña sombra blanca. Absurdo. Las sombras son sombras, negras, grises, pero nunca blancas. Mas su albura era tal, su desdibujamiento e indefinición tan preciso y perfecto, que solamente podía comparárselo a eso, a una sombra. Yo inventaba la hermosura de su rostro, el color de sus ojos. Sus manos largas, finas, bella. Finalmente su nombre : misteriosa mujer llamada Amanda.

Todo lo supuse, nunca pude interrogarla, dirigirle la palabra, oir su voz. Desesperé por verla bien de cerca. Oler su perfume, beber su aliento. Besar, se me antojaba  una deseada, rojísima y carnosa boca. Casi violeta. Comprobar la supuesta tibieza de su cuerpo.

Siempre permaneció distante, lejana, pero rondando mi vida. Yo idealizándola, cultivando  un amor secreto sin la menor correspondencia.

Ya han pasado muchos, muchísimos años desde que tuve la primera noción de su existencia. Desde su primera aparición. Una vida.

Ahora, llegado al final la vuelvo a encontrar. Presiento ella me ha buscado. No , corrijo, estoy seguro de ello.

Fría, estatuaria. Inalterablemente joven, hermosa. Más blanca que nunca. Más sombra que nunca.

Al verla me sucede algo extraño. No anhelo besarla, ni abrazarla. Acepto en cambio su presencia con aprensión, con temor.

He develado el enigma. Porqué fué parte de mi vida, porqué la amé tanto. Porqué ahora le temo casi hasta el espanto.

Has llegado en el momento oportuno, exacto. Igual, a pesar de mis terrores te aguardaba. Te esperé siempre mi querida Amanda.

"Y corro hacia la muerte

y la muerte viene igual

de rápido a mi encuentro.

Y todos mis placeres

se desvanecen en el ayer". 

John Donne.

 

 

 

Chau y hasta la próxima.

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